MAESTROS FELICES
Sol y Tario
Él le dijo: “Quisiera llamarme Tario”. Ella le preguntó por qué, para qué. “Para que los amigos digan: ¿sabías que Sol y Tario andan juntos?
Así nació la pareja de directores de
Así la vio Tario, antes de llamarse Tario, y pasó toda la mañana contemplándola sentado en la posición de la flor de loto. Sol ni lo miró, como si se ocultara tras una nube, pero cuando se incorporó para llevar su precioso cargamento y no sabía cómo acomodarlo, Tario la ayudó con una sonrisa y la acompañó a su casa. Cruzaron un pasaje estrecho a un costado de la casa principal y llegaron al patio del fondo. Sol vivía allí en una cabaña de madera que parecía de chocolate. Por dentro, miles de hojas secas pegadas a hilos de color que colgaban del cielo raso se agitaban como mariposas otoñales.
Tario memorizó el delicado trazo de las nervaduras translúcidas y ya sentado en el jardín dibujó y dibujó al carboncillo, toda la tarde, cientos de hojas secas.
Después de esa comunión silenciosa ¿qué les quedaba sino amarse y vivir juntos?
Un día navegaban juntos y recalaron en Harmonía Libertaria, es decir, en Cronopia, su capital. Nadie los convocó, pero abrieron
Maestros Felices tiene la delicada misión de educar a los niños para la alegría.
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