Harmonia libertaria: rayuela

Una sociedad universal de pequeñas ciudades libertarias, autogestionarias, ecológicas, un poco urbanas y un poco rurales, con tejados que son jardines comestibles (huertos con flores) y cada manzana (pero manzana redonda, no cuadrada)tenga un parque comunitario que es un huerto.

10.23.2005

MAESTROS FELICES



Sol y Tario

Él le dijo: “Quisiera llamarme Tario”. Ella le preguntó por qué, para qué. “Para que los amigos digan: ¿sabías que Sol y Tario andan juntos?

Así nació la pareja de directores de la Escuela Paranormal de Maestros de Harmonía Libertaria, que más bien se conoce con el apelativo de Maestros Felices. Sol acostumbraba a caminar a orillas de los parques y alzar hojas secas con escrupuloso cuidado para no pisarlas. Hacía contorsiones imposibles con el cuerpo antes de malograr una sola de ellas, paralela al suelo se apoyaba en un brazo mientras la mano libre retiraba las hojas secas hasta desnudar la tierra, entonces cambiaba de brazo y con la otra mano libre escogía las mejores y a veces alguna malograda que le caía en gracia.

Así la vio Tario, antes de llamarse Tario, y pasó toda la mañana contemplándola sentado en la posición de la flor de loto. Sol ni lo miró, como si se ocultara tras una nube, pero cuando se incorporó para llevar su precioso cargamento y no sabía cómo acomodarlo, Tario la ayudó con una sonrisa y la acompañó a su casa. Cruzaron un pasaje estrecho a un costado de la casa principal y llegaron al patio del fondo. Sol vivía allí en una cabaña de madera que parecía de chocolate. Por dentro, miles de hojas secas pegadas a hilos de color que colgaban del cielo raso se agitaban como mariposas otoñales.

Tario memorizó el delicado trazo de las nervaduras translúcidas y ya sentado en el jardín dibujó y dibujó al carboncillo, toda la tarde, cientos de hojas secas.

Después de esa comunión silenciosa ¿qué les quedaba sino amarse y vivir juntos?

Un día navegaban juntos y recalaron en Harmonía Libertaria, es decir, en Cronopia, su capital. Nadie los convocó, pero abrieron la Escuela Paranormal de Maestros pidiendo a los postulantes tan sólo un requisito: que sean felices. La selección consistió en diversas pruebas como bailar en una sola pata, cantar a grito pelado, despanzarse de risa, mojarse como patos y entablar una guerra de pasteles y restos de soufflés, flanes y golosinas. Sol y Tario midieron al ojo el grado Celsius de alegría de cada uno y de acuerdo a ese canon poblaron las aulas de la Escuela.

Maestros Felices tiene la delicada misión de educar a los niños para la alegría.