Harmonia libertaria: rayuela

Una sociedad universal de pequeñas ciudades libertarias, autogestionarias, ecológicas, un poco urbanas y un poco rurales, con tejados que son jardines comestibles (huertos con flores) y cada manzana (pero manzana redonda, no cuadrada)tenga un parque comunitario que es un huerto.

10.07.2006

La comida en Harmonía

La comida en Harmonía

Por John Fourier & Charles Lennon

La hora de comer, en la República de Harmonía Libertaria, es la hora más comunitaria. Lo comprobamos a diario, pero, como es parte de nuestra vida cotidiana, estamos perdiendo la capacidad de asombro.

Ayer llegó un contingente de nuevos ciudadanos de Harmonía procedentes de Histeria, que es como el limbo en el cual la gente del otro mundo se purga para merecer una vida solidaria y comunitaria en Harmonía. Noche antes habían ido a un karaoke en Histeria, para festejar la despedida. Beronike Douce, quien antes se llamaba Dorotea, cuenta que le espantó ver muchos japoneses solitarios que bebían en la barra y cantaban solitos mirando fijamente a una pantalla pequeña de DVD ¡sin emitir ningún sonido! Es que los micrófonos son como máscaras que absorben cualquier ruido y captan la voz humana por un conducto electrónico, para mezclarla con su respectivo acompañamiento. Y el producto, debidamente ecualizado, se emite por los audífonos que invariablemente adornan las orejas de estos seres tristes como ominosas cucarachas prendidas a sus lóbulos. Total, que se excedieron en los tragos y hoy por la mañana, deambulando por las verdes y serenas calles de Harmonía, fueron interceptados por un carro celular de la Policía Libertina.

Cuenta Beronike la experiencia de su pareja, Herméticamente abierto (née Luis Antonio), cuando se le acercó una hermosa ciudadana de Harmonía vestida con el uniforme florido de la Policía Libertina, para preguntarle con una sonrisa por qué tenía los labios resecos y esa expresión triste y malhumorada. Hermético le confesó que traía un ch’aki, sbornia, hang over, guayabo, cruda o resaca de todos los demonios y entonces la bella policía le consultó si no le apetecía una cervecita helada, o quizás una salteña superpicante, o un café Express o si deseaba esperar la hora de la comida comunitaria. Hermético se decidió por un par de suculentas salteñas, que en Harmonía son como piñatas, pues abrirlas siempre depara maravillosas sorpresas: unas veces se echan a volar mariposas tornasoladas; otras, abejas psicodélicas; otras, se deslizan por el brazo duendecillos vestidos con trajes verdes, como irlandeses en el Día de San Patricio. En este caso descendieron de la salteña unas cholitas diminutas portando un cartel de bienvenida, mientras la bella policía derramaba un chorro de espuma de la lata de cerveza fría recién abierta, que Hermético bebió con avidez antes de soltar un eructo que parecía un gemido orgásmico.

Beronike cuenta que ella prefirió esperar a la hora de comer. Sus pasos los llevaron al parque central, que es un espacio comunitario repetido en cada ciudad de Harmonía, con especies añosas de árboles y especies de flores desconocidas. Una mesa infinitamente larga, de albo mantel, se llena de pronto con bandejas de manjares coloridos, que porta un ejército de chefs jóvenes, hombres y mujeres, mientras las mujeres más bellas, vestidas con trajes ligeros, deambulan confundidas entre los comensales para pronunciar el consejo dietético oportuno, según se trate de un comensal gordo, que cada vez escasean más, o de un comensal flaco, que también escasean, porque los alimentos son deliciosos y muy equilibrados.

Beronike confiesa que su novio Hermético se lanzó a una fuente de lechón dorado y trató de arrancarle una pierna entera para devorarla; pero la conducta del conjunto de ciudadanos de Harmonía influye en estos glotones y contribuye a morigerar sus excesos, porque uno aprende a probar un bocado de cada cosa, y así cada comida comunitaria es un largo y apasionante tour de sabores, texturas, aromas y colores.

Las bellas dietistas aconsejan desconcertar el paladar alternando sabores agrios, dulces o salados, sin desechar los amargos, que son digestivos y contribuyen a descongestionar el paladar y renovar su capacidad de asombro para percibir nuevos sabores.

Quizá lo más aromático y vistoso son las ensaladas y los panes. Cada vez que el tenedor del chef se acerca a una bandeja de ensaladas echan a volar pajarillos ocultos entre las hojas de lechuga, y no es en absoluto raro comer pétalos de flores exóticas, que derraman en la lengua del comensal ese néctar desconocido que define un nuevo milagro de sabor.

En estas sesiones comunitarias se bebe poco, pues un principio de Harmonía dice que cuando comas, no bebas mucho, y cuando bebas, ídem.

Por supuesto que hay también ceremonias de la euforia y la alegría desenfrenada en las que abundan vinos y licores misteriosos, y un extenso buffet de vegetales alucinógenos, todos productos naturales destinados a convocar la hiperestesia y provocar la fusión de las almas en el Alma Universal de Harmonía. Pero ese será el tema de un próximo artículo.

2 Comments:

At 5:04 p. m., Blogger Marco said...

Hermoso. Un gran chef tienen los de vuestro país.
Lo mejor de comer tan rico y tan acompañado debe ser la buena digestión.
Saludos.

 
At 12:22 p. m., Blogger none said...

Querido Ramón.
Lei tus críticas de l sazon pura hasta donde pudo y me han gustado y hecho reir una barbaridad. Despues deje de comprar el juguete rabioso por que rompí con mi novia y ese periodico tenia una propaganda de un boliche donde soliamos ser muy felices (LA obertura) y de nada más ver la propagnada me derrumbab en llanto, asi es que no pude terminar de leer tus cronicas, por lo cual ahora me siento muy apenado de que no las halle en ningun lugar.

 

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