Harmonia libertaria: rayuela

Una sociedad universal de pequeñas ciudades libertarias, autogestionarias, ecológicas, un poco urbanas y un poco rurales, con tejados que son jardines comestibles (huertos con flores) y cada manzana (pero manzana redonda, no cuadrada)tenga un parque comunitario que es un huerto.

10.08.2006

Luzbel: ciudad de ángeles

Luzbel: ciudad de ángeles

Según Nel blú di pinto di blú, antes Micaela, cronopia radicada en Luzbel, una mañana sintió el leve escozor del alumbramiento en ambos omoplatos. Mientras se desperezaba, pudo tocar dos leves hinchazones que, al correr del día, crecieron como astas y se poblaron de plumas. Dice que tardó como una semana en el paso de la condición de crisálida a la de mariposa o ángel. Cuando pudo desplegar sus alas blancas y comprobó que podía abanicar, con ellas, a cinco metros a la redonda, se despegó de la tierra y echó a volar.

El Iris la entrevistó porque fue el primer ángel de la República de Harmonía y la diseñadora de Luzbel, una nueva ciudad para seres alados.

TODO CAMBIÓ

Nadie sabe ni se pregunta cuál fue la causa de esta mutación, porque fue gratuita como todo milagro: era cierto porque era imposible. De pronto Harmonía se pobló de alas: a todo el mundo le crecían alas, y con ellas prosiguió el ciclo de las mutaciones. Para empezar, los huesos se hicieron cartílagos y se llenaron de aire; la gente perdió peso vertiginosamente, y la cronopia más gorda, con una inflación de tres dígitos, de pronto se convirtió en una sílfide de 35 kilos, mientras las sílfides bajaron de peso hasta un dígito.

Con el ciclo de mutaciones cambiaron las costumbres alimenticias, las costumbres, la arquitectura y el escenario de la comida comunitaria. Los ángeles comprobaron que requerían de un nuevo diseño de sus vidas y entonces se mudaron a Luzbel, la ciudad aérea.

La arquitectura varió gracias a un ejercicio crítico del modelo de urbanización de Harmonía. Los ángeles comprobaron que las casas de un piso y con puertas ofrecían dificultades para el aterrizaje y el plegado de las alas, que invariablemente se golpeaban en los dinteles. Comprobaron también que ellos tenían necesidad de aire, de espacio infinito, y evitaban los cuartos interiores para posarse en los techos. Se dieron cuenta de que, en rigor, ya no se necesitaban puertas ni cristales en las ventanas, y que era mejor hacer nuevos diseños de óvalos u ojivas altas por donde se pudiera ingresar al interior de las casas sin agacharse y con plena protección a la delicada contextura de las alas.

Hoy las casas de Luzbel no tienen cimientos. Son construcciones leves como papeles echados al viento, suspendidas de globos de colores. Los ángeles de Luzbel conversan mientras vuelan, y cuando se visitan en interiores, aprecian las corrientes de aire, porque el aire se ha vuelto el más importante de los cuatro elementos.

Las alas cambiaron la moda pues aun los vestidos más livianos entorpecen el vuelo, y entonces fueron sustituidos por la desnudez simple y casta, o por tatuajes sofisticados y dibujos efímeros en toda la superficie del cuerpo. Las alas, invariablemente blancas, inspiraron el uso de tintes para pintar las plumas con jaspes, tornasoles y colores tropicales. Hoy los cielos de Luzbel, además de intensamente azules, están poblados por miles de ángeles que parecen cometas.

Los cielos adquirieron ese índigo intenso porque los ángeles no precisan de transporte terrestre. De este modo se desestimó el cemento, las autopistas, los garajes, los talleres de mecánica y, claro está, los vehículos de aire, mar y tierra, colapsando la industria automotriz y naviera, las cementeras y la vieja tecnología del hormigón armado y el concreto. Desapareció el temor a los sismos y los tsunamis, la agricultura y la ganadería, y la tierra se pobló de árboles, de flores, de granos y frutos que son el alimento cotidiano de los ángeles. A nadie se le volvió a ocurrir podar un árbol o talarlo y el rico humus de la tierra, poblado de gusanillos, proporcionó un alimento de sabor y textura inusitados, muy apetecido.

¿Habrá algún orden de la vida que no haya sido modificado por la aparición de las alas? Una experiencia notable para los ángeles fue la de entender el lenguaje de los pájaros y de todas las criaturas volátiles, con las cuales se estableció un pacto de no agresión extendido a todas las especies de la fauna y la flora, porque los ángeles no son carnívoros ni devoran vegetales. Les basta con picar los granos que se posan en la tierra, tonificarse con el polen librado a su aire o libar el néctar de las flores.

El amor entre los ángeles de Luzbel es un bello espectáculo de acrobacia en el aire. Los nuevos ciudadanos alados de Harmonía se libraron de viejos pudores que obligaban, como un resabio del mundo de allá, a buscar abrigo y oscuridad para la cópula, y ahora hacen el amor al aire libre, a gran altura o a ras del suelo, tejiendo a veces guirnaldas entre parejas múltiples que se enlazan secretamente por sus órganos genitales que, dicho sea de paso, son yin y yang, macho y hembra en cada ángel, pues, según se sabe desde antiguo, los ángeles no tienen sexo, es decir, tienen ambos y han logrado mezclar los atributos de ambos géneros.

No hay gestación ni embarazo, ni dependen de la cópula, que se ha vuelto una experiencia estrictamente erótica, porque los ángeles conciben por inspiración y dan a luz por espiración, es decir, con suspiros. Cuando un ángel ama, el suspiro de amor se coagula en el aire y se convierte en una nueva criatura. Y cuando mueren, porque también mueren, se descoagulan y disipan en el aire, como suspiros. De este modo no hay esas construcciones públicas ominosas: los cementerios.

3 Comments:

At 10:12 a. m., Anonymous Anónimo said...

Por suerte toda actividad mental, corporal, etc. de la mujer (que son angelas) es todavía una metáfora de su sexualidad. Hasta cuando? Eso depende ellas.

 
At 12:56 a. m., Blogger Agua said...

Bello en verdad...Sobre todo los suspiros en el aire, y las casas de papel

 
At 4:14 p. m., Blogger Unknown said...

gracias

 

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