Harmonia libertaria: rayuela

Una sociedad universal de pequeñas ciudades libertarias, autogestionarias, ecológicas, un poco urbanas y un poco rurales, con tejados que son jardines comestibles (huertos con flores) y cada manzana (pero manzana redonda, no cuadrada)tenga un parque comunitario que es un huerto.

12.13.2007

PROFECÍAS SOBRE HARMONÍA


PROFECÍAS SOBRE LA REPÚBLICA DE
HARMONÍA LIBERTARIA

Hace un par de años fundamos una república virtual en un blog que se llama harmonialibertaria.blogspot.com, cuya capital es Ciudad Cronopia, en evidente homenaje a Julio Cortázar. Anoche releía unas páginas de su libro La vuelta al día en ochenta mundos y encontré una nota que anuncia la República de Harmonía. Podría figurar en su frontispicio:
Los cronopios viven en diversos países, rodeados de una gran cantidad de famas y de esperanzas, pero desde hace un tiempo hay un país donde los cronopios han sacado las tizas de colores que siempre llevan consigo y han dibujado un enorme SE ACABÓ en las paredes de los famas, y con letra más pequeña y compasiva la palabra DECÍDETE en las paredes de las esperanzas, y como consecuencia de la conmoción que han provocado estas inscripciones, no cabe la menor duda de que cualquier cronopio tiene que hacer todo lo posible para ir inmediatamente a conocer ese país.”
Y luego: “el avión de los cronopios entra en cielos muy azules, y por debajo hay un mar todavía más azul, y todo se pone tan azul por todas partes que los cronopios saltan entusiasmados, y de pronto se ve un palmar y uno de los cronopios grita que ya no le importa si el avión se cae… y así es como se llega al país de los cronopios.”

Los invito a visitar harmonialibertaria.blogspot.com, a leer su Carta Magna y algunos otros pasajes para comprobar la influencia vital, existencial de Cortázar a lo largo de tanto tiempo. El avión de los cronopios, en Harmonía, se convierte en un ejercicio migratorio introspectivo que consiste en “papar moscas”. Cortázar, esta vez en su libro Último Round, habla de este ejercicio en “Cristal con una rosa dentro”:

El estado que definimos como distracción podría ser de alguna manera una forma diferente de la atención, su manifestación simétrica más profunda situándose en otro plano de la psiquis; una atención dirigida desde o a través e incluso hacia ese plano profundo. No es infrecuente que en el sujeto dado a ese tipo de distracciones (lo que se llama papar moscas) la presentación sucesiva de varios fenómenos heterogéneos cree instantáneamente una aprehensión de homogeneidad deslumbradora. En mi condición habitual de papador de moscas puede ocurrirme que una serie de fenómenos iniciada por el ruido de una puerta al cerrarse, que precede o se superpone a una sonrisa de mi mujer, al recuerdo de una callejuela en Antibes y a la visión de una rosa en un vaso, desencadene una figura ajena a todos sus elementos parciales, por completo indiferente a sus posibles nexos asociativos o causales, y proponga –en ese instante fulgural e irrepetible y ya pasado y oscurecido—la entrevisión de otra realidad en la que eso que eso que para mí era ruido de puerta, sonrisa y rosa constituye algo por completo diferente en esencia y significación.

En otro pasaje dice:

Suele señalarse que también la imagen poética es una re-presentación de elementos de la realidad usual articulados de tal manera que su sistema de relaciones favorece esa misma entrevisión de una realidad otra.

En ambos casos, compara el fenómeno con el déja vu (ese percibir un instante que nos parece haberlo ya vivido): “Imposible que eso dure, porque no está en la duración. Imposible que lo retengamos, puesto que no sabemos des-plazarnos. Queda una ansiedad, un temblor, una vaga nostalgia. Algo que estaba ahí, quizá tan cerca. Y ya no hay más que una rosa en su vaso, en este lado donde a rose is a rose is a rose y nada más.

Cortázar era muy sensible a esos “pasajes” de esta realidad a otra realidad; vivía atento a ellos. Veamos este “pasaje” de La vuelta al día…:

El verano se va acabando, esta tarde llovió hacia las cinco y un admirable arcoíris doble enlazó la imagen distante de Cazeneuve con la iglesia románica de Saignon, por un momento hubo pasaje, hubo puente…

Son múltiples las páginas en que Cortázar habla de “los ritos de pasaje” y también la posibilidad de otra Creación mejor que ésta. Precisamente al hablar de los takes dice estas hermosas palabras que parecen una justificación de Harmonía:

“Los takes son las tomas discográficas de cada parte de un tema, que suelen ser varias. Luego se escoge algunas y se lanza la versión definitiva, que no siempre será la mejor. Hay takes de músicos famosos desde la era del jazz, quizá no antes. Comentario: “¿Cuántos takes habrá del mundo? El editado, éste, no tiene por qué ser el mejor;… ¿pero quedarán otros takes aprovechables, después?”

“Lo mejor de la literatura es siempre take, riesgo implícito en la ejecución, margen de peligro que hace el placer del volante, del amor, con lo que entraña de pérdida sensible pero a la vez con ese compromiso total que en otro plano da al teatro su inconquistable imperfección frente al perfecto cine. Yo no quisiera escribir más que takes.”

Esta frase podría también figurar en el frontispicio de la República de Harmonía:

“¿Cuántos takes habrá del mundo? El editado, éste, no tiene por qué ser el mejor;… ¿pero quedarán otros takes aprovechables, después?”

Cortázar dice que quizá tenemos esa puerta que buscamos bajo los párpados, en nosotros mismos; pero escribe también suposiciones tristes. En “Para una espeleología a domicilio”, de Último Round, habla de las limitaciones de la gente para ver esos pasajes, para “abrir las puertas e ir a jugar”. La educación racional, occidental, nos prohíbe abrir esas puertas, pero toda prohibición es un consejo. Cuando Barba Azul le ordena a Anima que jamás abra esa puerta, la está invitando a abrirla. Desde Las Mil y Una Noches, la historia de la literatura, y de la vida, está llena de puertas prohibidas que, sin embargo, fueron abiertas. Sin embargo, Anima “no solamente no abrirá la puerta sino que sus mecanismos de defensa llegarán a ser tan perfectos que Anima no verá la puerta, la tendrá al alcance del deseo y seguirá buscando el paso con un libro en una mano y una bola de cristal en la otra.”

HISTORIA DE LAS COTORRITAS DEL AMOR

Esto me recuerda una historia triste y un presagio que al final se cumplió. Cierta vez le llevé a mi novia una jaula con dos cotorritas del amor. La pajarera me había explicado que se llamaban así porque la hembra no podía vivir en cautiverio y siempre hallaba el modo de escapar, y el macho, al quedarse solo, se suicidaba. Una noche duró la pareja porque al amanecer sentí el revoloteo del macho atribulado en la jaula porque la cotorrita había fugado abriendo la puerta. El macho se estrellaba contra las rejas y no veía la puerta abierta. Se había acostumbrado de tal modo a vivir entre rejas que ya no distinguía la salida. Lo tomé al fin con la mano y le di libertad.

Estos son algunos pasajes que, luego de tres décadas, inspiraron capítulos como “Las fisuras de la realidad” o “Servicio migratorio en los baños” en harmonialibertaria.blogspot.com.



1 Comments:

At 9:03 a. m., Blogger Unknown said...

Un cronopio a 3,600 msnm vive en una Ciudad que se llama La Paz, el ruido no lo deja tranquilo y menos los gritos de los famas que quieren jalar la alfombra. Las esperanzas saltan y bailan y de espaldas esperan que el no caiga.
El cronopio llora y busca la llave y la flor y el pañuelo que dejo en el manual para bajar las escaleras hacía el mar...

 

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