Harmonia libertaria: rayuela

Una sociedad universal de pequeñas ciudades libertarias, autogestionarias, ecológicas, un poco urbanas y un poco rurales, con tejados que son jardines comestibles (huertos con flores) y cada manzana (pero manzana redonda, no cuadrada)tenga un parque comunitario que es un huerto.

10.28.2005

Pasajes, fisuras en la realidad, conductos

Pasajes, fisuras en la realidad, conductos

Lo descubrió un taxista cuando todavía vivía en el mundo que dejamos atrás. Luego se vino, habló con Mestremesí, alcaldesa de Cronopia, y ahora su descubrimiento es parte importante de las obras públicas de la ciudad.

Resulta que un buen día tomó un pasajero, un hombre atribulado porque viajaba constantemente a la sede del Gobierno, donde tenía una peguita que apenas le alcanzaba para vivir. Lo malo es que tenía a su novia en ciudad distinta y era una fatiga para él viajar en flota más de 7 horas, o tomar un avión porque le salía muy caro. Era de madrugada y el hombre mascullaba frases incomprensibles hasta que el taxista le preguntó muy amablemente qué le ocurría y si podía serle útil en algo. El hombre le contó sus tribulaciones y el taxista simplemente le puso la mano en el hombro y le reprochó que hubiera tardado tanto en confiarle su problema. Le dijo que él tenía la solución y poco después pasaron por debajo de un puente. Cuando salieron del pequeño túnel ¡estaban en la autopista de la sede del Gobierno! El taxista preguntó dónde era la oficina del hombre y éste indicó la avenida Camacho. Veinte minutos después lo dejó puntualmente allí. El hombre no sabía cómo agradecerle. Le preguntó en principio cuánto le debía y el taxista le dijo que el precio normal de la carrera nomás. Eran menos de diez pesos que se los enfundó con una sonrisa.

--Puedes llamarme cuando quieras –dijo al despedirse.

Un día llegó a Cronopia y pidió hablar con Mestremesí, la alcaldesa. Una extraña facultad le permitía hallar pasajes hacia otras ciudades u otras realidades. Quizá sería luego el atributo mayor de Cronopia, y en general de la República de Harmonía Libertaria. Juntos, entre un besito y algún polvito, estudiaron los lugares más propicios y pronto l@s cronopi@s tuvieron un plano regulador que les indicaba el sitio exacto de esos pasajes. Uno se internaba en ellos, a pie, en bicicleta, en automóvil, en cualquier vehículo y aparecía, por ejemplo, en Rayuela, todavía en construcción, en Cholita Marina, que es una ciudad colorida como un aguayo; en Marilyn, ciudad rubia si las hay; en Chaplin, capital de la risa; en Naranjitay, solar y frutal como su nombre, en fin, en tantas bellas ciudades de Harmonía Libertaria.

Vengan a Elfipatía!!!!

Camila Rocha Scardino

Pensando en Harmonía, esta locura hecha realidad – producida de una
necesidad después de haber estado sumergida en "la verdadera realidad"
tanto tiempo- .
Se ha creado un mundo tan palpable; nos hemos mentido tanto que
vivimos con el mayor de los placeres en una sola mentira. La Magia.
 
Cuesta creer que esta utopía que nombramos Harmonía, haya logrado
romper la realidad, y las estructuras netas de un racionalismo que
sólo nos prohibía la utilización plena de nuestros sentidos; mas no
cuesta en absoluto empaparse de las sensaciones y la locura que te
brinda este nuevo mundo.
 
Desde hace una semana vivo las mil22 hrs del día- aunque suele variar
dependiendo el País en el que esté- en Harmonía. Y me he convertido en
una ELFA DANZANTE. Mis pies tienen cuatro alas, dos en cada pie, y de
mi cabeza se prolonga un hilo transparente hasta engancharse en una
nube anaranjada que me sigue en cada paso. Entonces quedo colgada de
la nube, y aunque las alitas de mis pies pueden elevarme, toda la
planta de mis pies está apoyada en la tierra- que en Harmonía; en la
ciudad de ELFIPATÍA, es de todos los colores y texturas, formando
dibujos alucinantes que tienen la facultad de acariciarte la planta de
los pies, porque en esta ciudad la gente no utiliza zapatos(a no ser
uno que otro "elfidanzante" que pudo conseguir de MANJARTAN, zapatos
que hablan de Eduardo Mitre). Y cada color tiene, además, un sabor.
Esto creado por nuestro alcalde, el sr. Goloso Pecón, con el fin de
satisfacer la gula de los ciudadanos en el instante que se haga
presente. Y es fabuloso ver a todos los habitantes de la ciudad de
Elfipatía flotando por las calles, colgados cada uno de su propia
nube; danzando junto con los colores de la tierra; masajeando todo el
Poro Norte de Harmonía.
 
Así pues, quedan cordialmente invitados a disfrutar de nuestra linda
ciudad Elfipática; les aseguro que nuestro querido alcalde Goloso los
va ha recibir con un banquete de tierras frescas, granuladas, lisas y
una que otra piedrita azul que es la especialidad de la casa.
 
Si más que decirles hermanos Harmoniosos. Me despido con un colorido
abrazo y un besote acaramelado.
 
YoMisMa

10.26.2005

Perfume de ángel

Perfume de ángel

Claudia Peña Claros


- Un niño baja muy temprano a la cocina de su casa, mira al jardín y ve que hay allí un ángel muerto de frío. Lo invita a pasar.

- Pero si los ángeles no existen -, me mira mi hermana con ojos burlones.

- Existen, existen. ¡Mi profe me dijo que yo era un ángel!

- Ay, pero no pues. Esa es nomás una forma de decir.

- Claro vos decís eso porque sos la única que quiere inventarse las historias -, y mis ojos arden y quieren llorar.

- Bueno, bueno -, mientras cruza las piernas, recostada en la cama –entonces contame.

- Ayer me desperté muy temprano, para ver el amanecer. Pero me dio hambre y bajé a la cocina. Entonces vi un ángel por la ventana.

- Oye, así no empezaba. ¡Lo estás cambiando!-, odio cuando Florencia se ríe de mí.

- ¡¡¡Callate!!!

- Tonto.

- Estúpida.

- Vos no sos un ángel.

- No, pero vi uno.

- Mentira.

- Bueno -, y me hago el que me voy. Florencia no dice nada, dejará que me vaya. – Tampoco sabrás el mensaje que me dio.

- ¿Cuál mensaje?

- Uno sobre caballos.

- Ah! ¿sobre Andrómeda?

- Puede ser…

Florencia hace pucheros. Me mira de pies a cabeza desde su cama. No termina de creerme.

- Bueno, contame.

- Ayer me desperté antes que vos, y vi un ángel por la ventana de la cocina.

- ¿Y cómo era?

- Era algo azul, pero no era feo.

- ¿Cómo azul?

- Azul, azul. Su piel era azul, o sea no azul azul, pero sí como azul, como forrada de plástico azul.

- ¿Estaba forrado?

- ¡No! pero su piel era así, como transparente y azulada.

- ¿Y qué más?

- Estaba sentado en el pasto, como los bebés en la panza. Y tenía los ojos cerrados.

- Cómo sabes que era un ángel.

- Porque tenía alas. Era largo y parecía bueno. Y además…- me acerco a su oído y ella abre grande los ojos, para escuchar mejor –estaba desnudo.

- ¡Ah! ¿Y tenía pilín? – Florencia está en mis manos.

- No, no tenía pilín, porque los ángeles no orinan.

- ¿Cómo sabes?

- Él me lo dijo.

- ¿Le hablaste?

- Sí, pero tuve miedo-, le digo con vergüenza.

- No importa. Contame.

- Estaba muerto de frío, porque temblaba. Yo lo miraba por la ventana, y no podía moverme, era como si me hubiera quedado tieso. Y entonces él abrió los ojos, y ¿sabés qué? no necesitó buscarme, era como si ya me hubiera visto. Abrió los ojos y miró directamente hacia mí. Me miró a los ojos y sus ojos sonreían. Entonces abrí la puerta despacito y salí. Afuera de verdad que hacía frío, y me mojé los pies en el pasto.

- ¡Ah! Ayer mamá te riñó porque saliste descalzo y después quedó el piso manchado…

- ¿No ve?

Florencia me mira con la boca abierta, está pensando, pensando. Me cree, pero no lo puede creer. Se va a morir de la envidia.

- Entonces salí y me acerqué despacito, para que no se asuste. El ángel se paró, y ahí vi que era largo. Tenía el pelo negro negro, puro rulos, como Rodrigo, y manos grandes. Su cara era linda, pero azul, ya te dije. Era un ángel hermoso. Me dio pena, pobrecito ¿te imaginás el frío que debía hacerle? Le dije ‘¿Qué te pasa ángel?’. ‘Tengo una alita rota’, me dijo. ‘Ven a mi casa y te caliento leche’, le dije.

- ¿Encendiste la cocina Sebastián? -, entrecierra los ojos y no aparta su mirada de mí.

- ¡No! Pero le serví en mi taza…

- ¿En tu taza?

- Sí.

- ¡Huácala!

- ¿Qué tiene de malo?

- El ángel no debe haber querido tomar de tu taza.

- ¡Claro que quiso! Me dijo que mi taza era muy bonita. Le serví leche en mi taza y la puse al micro ondas. No encendí los fósforos.

- Ah…

- Puse el horno en un minuto, como mi mami, y esperé un ratito después de que dejó de sonar.

- ¿Le pusiste azúcar?

- Sí, una cucharilla.

- ¿Y Toddy?

- No, me dijo que no le gustaba el Toddy.

- ¿Por qué?

- Porque tiene transgénicos.

- Bah, si los ángeles no saben de transgénicos.

- Claro, claro que saben. Si viven con Dios, y Dios les cuenta todo.

- Pero los transgénicos no son asunto de ángeles.

- Sí, pero a él no le gustan. Se tomó la leche y me mostró su ala rota. Estaba un poquito desprendida de su piel azul, pero ¿sabés qué? no sangraba. O sea que los ángeles no tienen sangre.

- ¿Y qué tienen?

- Cuando se hacen una herida, les sale una agüita azul, que es como un perfume.

- ¿O sea que olía rico?

- Sí.

- ¿Y le dolía?

- No, a ellos no les duele nada. Pero sí que no podía volar. Por eso se había quedado en nuestro patio. Me dijo que se quedó aquí porque era el jardín más bonito.

- ¡Ah! ¿Le dijiste que la amarillis la planté yo?

- Sí.

- ¿Y le dijiste que yo siempre riego el jardín, y vos no lo regás nunca porque sos un flojo?

- No, porque hablamos de otras cosas.

- ¿De qué cosas?

- De caballos.

- Contame.

- Me dijo que él sabía dónde estaba Andrómeda.

- ¡¿Dónde?!-, me agarra de los hombros, su aliento en mi cara.

- ¡Oye, tu aliento huele mal!

- ¡¿Dónde Sebastián?!

- Ash, bueno, bueno, te lo voy a decir: me dijo que la tiene el viejito que vive detrás de la laguna.

- ¿Don Ambrosio?

- Ahá.

- Pero si él era bueno, don Ambrosio nos deja subir a su árbol de mandarinas…

- El ángel me dijo que es bueno, pero que su caballo…

- ¡Serafín!

- Sí, Serafín, está enamorado de la Andrómeda, y quiere que se casen, porque ella tiene ganas de tener hijitos.

- ¿La Andrómeda?

- Ahá.

- ¿Y cómo sabe eso él?

- Porque su caballo relincha cada vez que la Andrómeda pasa por ahí, y que el sábado pasado se escapó de su casa y se fue hasta donde la Andrómeda, y la olía ahí, bajo su cola…

- ¿Todo eso te dijo el ángel?

- Sí.

- ¿Y porqué no le dijiste a papá?

- Porque me dijo que espere tres días, que se casen, y que la Andrómeda va a tener un caballito blanco, y que don Ambrosio le va a decir a mi papá que ese caballito sea nuestro, pero que lo dejemos seguir cruzando a su caballo con ella, para que tengan muchos hijitos más.

- O sea que faltan dos días…

- Ahá.

- ¡Sebastián! eso es súper. ¿Te imaginás un caballito blanco? Va a ser bello.

- Sí, y yo lo sé todo porque sólo yo vi al ángel.

- ¿Y dónde está?

- ¿Quién?

- Oooh, el ángel pues ¿quién más?

- Se fue.

- Pero si tenía el ala rota.

- Pero yo se la arreglé…

- ¿Cómo?

- Fui al cuarto de mi mami, saqué despacito el costurero, y le cocí el ala a su pielcita azul.

- ¡Au! qué bruto. Seguro lo hiciste llorar.

- ¿No te digo que los ángeles no sienten dolor?

- ¿No te pinchaste? ¿Cómo metiste el hilo en la aguja?

- El ángel lo metió, y me dio la aguja con el hilo puesto. Yo nada más le hice cuatro puntadas.

- ¿Y el nudo? Vos no sabés atar.

- No le hice nudo.

- ¡Sebastián! ¡¡Se le va a desatar!!

- No importa. Él me dijo que nada más quería llegar hasta el cielo, y que ahí Dios lo arreglaría todo.

- Oye, ¿y habrá llegado?

- Supongo que sí. No ha vuelto. Me dijo que si se le desataba, iba a volver a nuestro patio, que era el más bonito.

- ¿Y después se fue nomás?

- Sí, pero antes me dejó algo para vos.

- ¿Para mí? ¿Qué?

- Esto.

Y saqué de mi bolsillo el frasquito de pastillas sin pastillas.

- ¿Qué es esto?

- Es la agüita azul del ángel. Me dejó que le saque un poco para vos. Porque él sabe que a vos te gustan los perfumes.

- ¿De veras? – Florencia está a punto de llorar. Observa atónita el frasquito de pastillas sin pastillas, me mira, duda, lo abre, huele un poquito, huele más hondo, y me mira alucinada.

- ¡Huele delicioso! Gracias Sebastián, sos el mejor hermano.

- De nada.

Me levanto de su cama con la cabeza en alto. De repente me siento tan grande. He visto un ángel, y el ángel ha confiado solamente en mí. En mí. Ni siquiera en Florencia, que siempre reza antes de dormir.

- Oye Sebastián…

- ¿Qué?

- ¿Será que me dejás a mí también tomar de tu taza?

- Pero si a vos te da asco.

- Este… ya no.

- Mmmm, bueno, si querés… pero ya no te vas a reír de mí.

- Nunca más Sebastián.

- La próxima vez que el ángel me busque, te voy a despertar para que lo conozcas vos también.

Florencia me mira extasiada, desde su cama de flores, en su mano el frasquito con perfume de ángel, y su cara entera como un sol. Soy feliz. Nunca más me prohibirá entrar a su cuarto, y me va a prestar sus patines. Me ayudará en la tarea.

Nada más importa, aunque mi mamá reniegue y rebata toda la casa buscando la agujita de oro del costurero, que le regaló su abuela. Que se llevó el ángel en su piel azul incrustada, porque yo apenas soy un niño, y no sé hacer nudos todavía.

10.25.2005

La Biblia de Maltavos

La Biblia de Maltavos

Entró con un perro sacrificado colgando de sus hombros y lo depositó sobre la mesa. Afuera un cielo oscuro y helado construía una pintura de violetas sobre la nieve sucia de hollín. Él se sentó cerca de la chimenea para mirar cómo Romina, su mujer, desollaba y descuartizaba al animal para salar las tiras de carne. Tranquilamente, mientras tomaba su larga taza de cerámica ruda y bebía a sorbos el agua caliente, le fue contando su historia.

—Sabes que antes de que te encontrara, vivía en las montañas del sur, cerca de la ciudad destruida. Allí la vida era más dura y no existía nada que pudiera aliviarla. Se respiraba muy mal y la gente usaba filtros de tela para evitar que el carbón se meta en los pulmones. Entonces estaba con nosotros Maltavos, un hombre muy grande del pueblo de Arlan, líder de grupo y gran cazador. Tenía las muñecas más gruesas que he visto y en su mirada se podían sentir las múltiples aventuras de su vida. Nada le causaba temor y su risa, cuando estaba contento, se podía escuchar a muchas leguas entre las cañadas de los ríos de azufre. Maltavos sospecha que vivimos en el infierno.

Dice que todos estamos condenados, que la luz que vemos no es tal sino el reflejo de la noche que tampoco es nuestra. Está de acuerdo con la leyenda que dice que al morir nos trasladamos a un lugar que está más allá del mar de arena, frontera del occidente, pero que allí solamente esperan otros horrores, un aire que produce lepra y un agua que destruye el cuerpo. La mayoría no cree ni descree de ello, parece que no les interesa, ellos dicen: nosotros, la circunstancia; pero no, los dos sabemos que lo que tienen es miedo, un miedo que no los deja pensar. Tú sabes.

Una vez, Maltavos hizo una excursión a la ciudad destruida, yo fui con él. Como ya es noticia, la ciudad está semienterrada al fondo de imponentes colinas erosionadas y precipicios que ninguno se atreve a remontar; pero Maltavos conocía un valle que permite su acceso. Bajamos al lugar donde aparece una construcción como una muralla, sin comisuras, hecha de una sola piedra, es lisa y suave a la mano, pero existiendo un alud de tierra sobre ésta, trepamos y con su espada cortó los gruesos alambres que hacen la malla que divide por encima.

Detrás de la muralla, lo primero que se ve son grandes bloques brotados de fierros retorcidos y gruesos cables que se extienden sobre el paisaje de las ruinas. Cruzándolos descubrimos una avenida donde las sombras difícilmente ocultaban la gran cantidad de aparatos de metal oxidado que nadie sabe para qué servían. En las paredes, láminas transparentes, frágiles y quebradas. Luego, ingresamos a lo que parecía ser una torre, allí, subiendo las escaleras, entre los escombros, vimos muebles viejos y de formas muy extrañas, diversos objetos cuyos nombres no conocemos, todo muy difícil de ver por la oscuridad en que la ciudad está sumida, y ya se sabes que allí no se puede hacer fuego por el aire que estalla. Entonces Maltavos me hizo notar un par de bloques a semejanza de ladrillos, una suerte de papeles encuadernados, todos con trazos negros. Maltavos dice que se llaman libros y tienen vida propia. Los arlades creen que aquél que tiene el conocimiento puede escuchar lo que dicen, y que un día llegará Letreo en un carro de fuego, para develar todo esto a los elegidos. En esto andábamos, yo escuchando y Maltavos, abriendo su corazón arlade como nunca; hasta que un aullido brutal, como el dolor de mil canes heridos, hizo estruendo. Nada se compara a ese horror. Nuestros cuerpos se estremecieron y nuestra sangre golpeó pavorosamente. Entonces huimos. Yo alcancé a ver algo, una luz que giraba con intensos colores. Tuve miedo, jamás sentí un terror igual. Dice Maltavos que es el espíritu que habita allí y cuida la ciudad vacía.

Hoy encontré entre la nieve un cajón antiguo de metal. Después de luchar con él un par de horas, abrió su vientre de plata a fuerza de martillo. Adentro, entre varios objetos desconocidos, hallé uno de aquellos objetos que conocí gracias a Maltavos, es decir, un libro; magníficamente conservado y también muy bello, míralo. ¿Te das cuenta, Romina?, casi nadie los ha visto, y nosotros, afortunados... Quiero que armes un altar, desde hoy será nuestro nuevo dios. Sus tapas son negras y de un fino cuero, tanto que no se podrá hallar en ninguna jauría, ni aun en las que trazuman tras el solitario peñón del bosque de helechos, y como puedes ver, el papel es tan delgado que parece que no existe. No tengas miedo, mujer, éste no grita, estoy seguro. ¿Te imaginas? Acaso mirándolo aprendamos, acaso un día nos hable del infinito desierto, de la noche umbría, de los muertos, del azufre, del mareo, de la ciudad sin nombre, de nuestro dolor permanente, del tiempo, de dónde vinimos y a dónde vamos. Quién sabe un día, a través de su voz como de agua pura que corre, podamos entender por qué el viento del sur sopla sin cesar y nos llena de suciedad todas las horas.

Romina dejó de salar la carne y se acercó para ver el negro libro de fino cuero, lo miró de todos lados con la expresión de espanto en los ojos, luego, tomando un puñado de sus hojas como quien aprieta un gran mechón de cabellos, abierto y de un solo golpe lo lanzó sobre la hoguera.

—Por estas cosas, Horacio, mi abuelo decía que el mundo está como está, por el maldito deseo de saber. Algo así, es abominable, no es un dios, es algo maléfico y demoníaco; es peor que el aquelarre de las tuertas, cuando desnudas muestran sus cicatrices de mordeduras de serpiente, pues viven entre ellas. Es mejor que te quites de la cabeza todas estas extrañas dudas y preguntas sin sentido, que mucha ocupación tenemos con la leña de la que no hay cantidad que alivie el frío y la comida que nunca basta. Olvídate y da gracias por ser como soy, una estéril y no una bendecida, porque además de tener que soportar a la secta de los arlades, de nariz de arete, seríamos expulsados de todo sitio por el temor a cobijar mutantes, y tendríamos otras bocas que alimentar y defender. ¿Para qué? Para que una vez viejos te vendan a los comerciantes de carne humana.

La mujer se acercó amenazante y, tapando de un solo golpe el recipiente en que hervía el agua, ordenó.

—Deja ya de tomar agua caliente, que hay que racionar; y apúrate, ya es hora de que los lobos y mastines acechen, es mejor que prepares las trampas, y que cierres las puertas con fuertes maderas, no vaya a ocurrir que nos sorprendan y mañana ya no hallemos ninguno que comer.

Gary Daher Canedo

10.23.2005

ALMANAQUE ONOMÁSTICO DE HARMONÍA


ALMANAQUE ONOMÁSTICO DE HARMONÍA

Mestremesí, la Alcaldesa de Cronopia, entregó oficialmente el Almanaque Onomástico de Harmonía, que contiene una colección de nicks tan sólo para sugerir a los ciudadanos de Cronopia cómo cambiarse los nombres que dejaron atrás. Así un muchacho que se llamaba Juan Nepomuceno resultó llamándose Ya está transido, pobre de rocío, este enorme quetzal de la nada, aunque los amigos le dicen simplemente Quetzal transido. Veamos otros casos:

· Una muchacha de nombre Domitila se cambió a No bastan los signos hirvientes, las manos colmadas, los ríos, las lenguas atadas; y la llaman familiarmente Manos Colmadas.

· Su amiga, de nombre Dorothy (que no le gustaba) aceptó gustosa llamarse ¡Amor de la corriente con sexos a la deriva entre costas que se desplazan!; pero en la vida cotidiana le encanta que la llamen ¡Amor!, así, con signos de admiración.

· Dorothy tenía un enamorado estrambótico que se reveló devoto de sí mismo. Le decían Pepe y ahora se llama Tú, el seductor, airado can de liviana llama entretejido. Dorothy le dice Airado Can.

· Ávida de caricias, Salomé, la divorciadita, parece invocar a los fantasmas del pasado con su nuevo nick: ¿Reconoces tu grito que huye sordo y ciego, por entre pasiones y algas? Unos le dicen Grito y otros le dicen Alga.

· Josefina la cantora, así llamada en homenaje al venerable K., es hoy alumna de la Escuela de Danza de Harmonía Libertaria. Escogió este nick: Música y noche arden renovando el espacio, inundan sobre el cieno las áridas pupilas. Le gusta que la llamen Música y noche.

· Un anciano que arrastra la memoria de antiguas neurosis ahora sonríe ufano de su nick: Teníamos más de veinte años y menos de cien y nos dividíamos en vivos y suicidas. Le encanta que lo apoden el Suicida vivo.

· Carlitos, el argentino, llegó un buen día a Cronopia munido de pelotas, cuchillos y antorchas de malabarista. Escogió un nick porteño: A Buenos Aires la fundaron dos veces / a mí me fundaron dieciséis. Naturalmente le decimos Buenos Aires, y a veces, Dieciséis.

· Florencia es un travesti. Llegó a Cronopia, se quedó y el Consejo de Cronopios le halló pareja. Su nick es luminoso: ¡Día, redondo día, luminosa naranja de veinticuatro gajos…! ¿Pueden creer que lo llaman Naranja?

· Romeo, el amante, escogió llamarse Dos cuerpos que se juntan desnudos / solos en la ciudad donde habitan los astros. Julieta, que se llama Se penetran, escupen, sangran, rocas que se destrozan, estrellas enemigas, imperios que se afrentan, le dice Astro desnudo, y él la llama Estrella.

· Vino de la noche y aún no se disipan las sombras pese a los luminosos rayos del sol de Cronopia. Se llamó Jaime y ahora se llama Este cuerpo, cerrado, secreto y prohibido; este cuerpo, ajeno y temible. Nadie se ha atrevido a abreviar su nick.

MAESTROS FELICES



Sol y Tario

Él le dijo: “Quisiera llamarme Tario”. Ella le preguntó por qué, para qué. “Para que los amigos digan: ¿sabías que Sol y Tario andan juntos?

Así nació la pareja de directores de la Escuela Paranormal de Maestros de Harmonía Libertaria, que más bien se conoce con el apelativo de Maestros Felices. Sol acostumbraba a caminar a orillas de los parques y alzar hojas secas con escrupuloso cuidado para no pisarlas. Hacía contorsiones imposibles con el cuerpo antes de malograr una sola de ellas, paralela al suelo se apoyaba en un brazo mientras la mano libre retiraba las hojas secas hasta desnudar la tierra, entonces cambiaba de brazo y con la otra mano libre escogía las mejores y a veces alguna malograda que le caía en gracia.

Así la vio Tario, antes de llamarse Tario, y pasó toda la mañana contemplándola sentado en la posición de la flor de loto. Sol ni lo miró, como si se ocultara tras una nube, pero cuando se incorporó para llevar su precioso cargamento y no sabía cómo acomodarlo, Tario la ayudó con una sonrisa y la acompañó a su casa. Cruzaron un pasaje estrecho a un costado de la casa principal y llegaron al patio del fondo. Sol vivía allí en una cabaña de madera que parecía de chocolate. Por dentro, miles de hojas secas pegadas a hilos de color que colgaban del cielo raso se agitaban como mariposas otoñales.

Tario memorizó el delicado trazo de las nervaduras translúcidas y ya sentado en el jardín dibujó y dibujó al carboncillo, toda la tarde, cientos de hojas secas.

Después de esa comunión silenciosa ¿qué les quedaba sino amarse y vivir juntos?

Un día navegaban juntos y recalaron en Harmonía Libertaria, es decir, en Cronopia, su capital. Nadie los convocó, pero abrieron la Escuela Paranormal de Maestros pidiendo a los postulantes tan sólo un requisito: que sean felices. La selección consistió en diversas pruebas como bailar en una sola pata, cantar a grito pelado, despanzarse de risa, mojarse como patos y entablar una guerra de pasteles y restos de soufflés, flanes y golosinas. Sol y Tario midieron al ojo el grado Celsius de alegría de cada uno y de acuerdo a ese canon poblaron las aulas de la Escuela.

Maestros Felices tiene la delicada misión de educar a los niños para la alegría.

10.17.2005

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10.12.2005

En Harmonía, los placeres son asunto de Estado

El tema parece frívolo a esos civilizados que relegan el amor al rango de cosa inútil y lo hacen, bajo la autoridad de Diógenes, ocupación de los perezosos.

Tampoco lo admiten más que a título de placer constitucional sancionado por el matrimonio; no sucede lo mismo en la Harmonía, donde, al volverse los amores asunto de Estado y fin especial de la política social, debe darse necesariamente gran importancia al amor, que en efecto retiene el primer rango entre los placeres; la cábala gastronómica, otro placer de Harmonía, retiene el primer rango en títulos, pero el amor lo retiene en la realidad.

Se trata aquí de asegurar a las personas de toda edad el encanto del amor… como podemos encontrarlo en la juventud.

La solución de este caprichoso problema exigirá cierto razonamiento. ¿Nos asustaremos por unas pocas espinas cuando se trata de penetrar en el nuevo mundo amoroso? Por lo demás, nada de espinoso tendrá el camino, sino sólo una controversia más placentera que difícil.

[…] Establezcamos bien el problema a debatir en estas 3 secciones. La civilización no sabe procurar los diversos encantos del amor a quienes están en edad de gozar de él y se trata aquí de hacerlo no sólo para aquellos que están en la edad, sino también para quienes han pasado de ésta. Hacer por los viejos aun mucho más de lo que la civilización hace por los jóvenes es una brillante perspectiva para unos y para otros.

Charles Fourier: El nuevo mundo amoroso. Manuscrito inédito.

El osito de Marilyn


Nunca entendí por qué designio divino Norma Jean Baker se convirtió de pronto en nuestra pariente, porque apellidamos Monroy Blog (yaaaa). Dicen que ocurrió en 1948, cuando la Fox le otorgó un contrato de siete años y le asignó el nombre que la haría famosa: Marilyn Monroe, que a nosotros nos sonaba Monroy. A decir verdad, no nos hizo quedar nada mal y por eso fuimos alborozados partícipes de su gloria, así como sentimos profunda pena por su muerte.

Qué grato, entonces, leer detalles de la biografía de esta geminiana, que obedecía el mandato astral de sonreír con una inocencia perturbadora, y que a Dios gracias tenía un apetito medieval cuando lograba zafarse de las penosas dietas que le imponían los productores.

Marilyn tenía un alter ego a quien le atribuía todos sus deseos. Si de pronto quería tomar una cerveza, decía: “El osito quiere cerveza”. Si se ponía tierna y soñadora, decía: “El osito quiere un besito”. ¿Podía alguien resistirse a darle un besito al osito de Marilyn?

El origen del osito era tan conmovedor como la niñez de Marilyn. Resulta que el día que nació en Los Ángeles, la enfermera le regaló un osito azul que la acompañaría hasta los 16 años, cuando ese monstruo de celos que la desposó, Jim Dougherty, furioso por la naciente carrera de modelo de esa mujer que todavía se llamaba Norma Jean, destrozó el osito a tijerazos. Imagínense la escena de Marilyn de rodillas en el piso, recogiendo los restos de su mascota y enterrándolos luego en el jardín. (Sob, sob). Dicen que la madre la había depositado en diversos orfelinatos y que ni siquiera tenía certeza sobre la identidad del padre, de modo que el osito concentraba toda la ternura que le faltó a Marilyn en su infancia.

Ya libre del bestia de su marido firmó contrato con la Fox y se regaló otro osito de felpa que fue inmediatamente clavado en la puerta de su dormitorio. Marilyn le atribuía facultades somníferas, pues le bastaba sentirlo vigilando en la penumbra para dormir y espantar las habituales pesadillas de su infancia. Su nuevo marido, el beisbolista Joe Di Maggio no soportó ser un perfecto anónimo a su lado y se perdió, no sin dejar un mal recuerdo, porque Marilyn llevaba a su osito en todos sus viajes y había que clavarlo en la puerta de la habitación de hotel y contratar un botones para que a su vez cuidara al oso, no fuera a perderse en manos desconocidas. A su tercer marido, el dramaturgo Arthur Miller, le encantó el amor de Marilyn por su osito y lo mimó cumplidamente. Quizá esa fue la época más plena de cariño en la vida de nuestra pariente.

Cuenta Miller que Marilyn era de gustos modestos, entre ellos esa aberración norteamericana de llenar la sopa (el pollo, la hamburguesa, todo) de ketchup, aprendida quizá en el orfanato. Dice que comía su sopa cantando esta copla: “Siete virtudes / tienen las sopas: / quitan el hambre / y dan sed poca, / hacen dormir / y digerir, / nunca enfadan, / siempre agradan / y crían la cara colorada”. Para Miller esas virtudes eran los siete pecados capitales de Marilyn.

De esa costumbre de infancia la redimió el famoso pintor Andy Warhol, que tuvo veneración por Marilyn y con ese inmenso cariño inventó para ella sopas fantasiosas que bautizaba con el apellido “a la Marilyn”. Ahí les va una famosa receta de Warhol registrada por el maestro de este humilde discípulo: Abel González.

SOPA DE TOMATES CON HIGOS A LA MARILYN

“Andy Warhol hacía hervir medio litro de leche, le echaba igual cantidad de agua, condimentaba con pimienta, hierbas aromáticas, dos dientes de ajo y le agregaba una lata de sopa de tomate (Campbell’s, por supuesto). Después, le volcaba encima un paquete entero de puré de papas instantáneo. Lo revolvía suavemente para que se formara una crema y le ponía por encima perejil, huevo picado y pequeños trocitos de higo no muy maduro. Se sirve muy caliente, se le agrega leche si es necesario, y se acompaña con cerveza blanca. Dicen que a Marilyn le encantaba.

Julio Cortázar, enormísimo cronopio


JUEGO DEL CEMENTERIO
Julio Cortázar, enormísimo cronopio, Mentor Mayor de la República de Harmonía Libertaria:

Fue a buscar el diccionario de la Real Academia Española. En cuya tapa la palabra Real había sido encarnizadamente destruida a golpes de gillete, lo abrió al azar y preparó para Manú el siguiente juego en el cementerio.

"Hartos del cliente y de sus cleonasmos, le sacaron el clíbano y el clípeo y le hicieron tragar una clica. Luego le aplicaron un clistel clínico en la cloaca, aunque clocaba por tan clivoso ascenso de agua mezclada con clinopodio, revolviendo los clisos como clerizón clorótico."
--Joder --dijo admirativamente Oliveira.
Pensó que también joder podía servir como punto de arranque, pero lo decepcionó descubrir que no figuraba en el cementerio; en cambio en el jonuco estaban jonjobando dos jobs, ansiosos por joparse; lo malo era que el jorbín los había jomado, jitándolos como jocos apestados.
(Rayuela, cap. 41).

10.10.2005

MUNDOZ QUE CONOZIMOZZZZ!!!

Qué bella foto? Es como el mundo que dejamos atrás en Harmonía!!!!

Mujeres Mariposa


Un grupo de mujeres mariposa arrivó a Harmonía y andan desnudas posando sin-verguenza para los fotógrafos Cronopios que las persiguen exitados y jadeantes por todos los árboles.

10.09.2005

CUERPO DE MUJER MÍA


Cuerpo de mujer mía persistiré en tu gracia...

LA BANDERA DE HARMONÍA LIBERTARIA


CONCURSO: AÑADE UN COLOR A LA BANDERA DE HARMONÍA LIBERTARIA

La cronopia Cadolita nos mandó esta hermosa bandera de la República de Harmonía Libertaria y de inmediato Mestremesí, la Alcaldesa de Cronopia lanzó un concurso para añadir colores al pabellón.

Sol y Tario, dos niños que siempre andan juntos, buscan tintes color fucsia y magenta macerando pétalos de flores tropicales en buen vino claro.

La Escuela de Maestr@s Felic@s tiene un debate interno interminable tan sólo para inventariar la cantidad de tonos que tiene el color verde: verdehalago, verdemar, verderisa, verdespanto, verdenvidia, verdendibia, verderosa, verdura, verderío, verdeojo, verde que te quiero verde...

La próxima semana harán el mismo inventario de azules, y ahí te quiero ver.

LA CASA HA HABLADO!!!

DE CAMI

¡¿Qué suena!?¡¿Qué suena!?

Trato de distinguir si el sonido proviene de mi sueño o de alguna materia viva en mi cuarto, o de afuera; no sé.
Me termino de convencer (despertándome por completo) que el ruidito viene más de debajo de mi cama, que de la cabeza que tengo puesta encima de ella.
¡¿Qué suena!?

-No sé si te lo dije alguna vez, pero Caracas está tan llena de bichos, que todavía no alcanzo a conocerlos todos; siempre me encuentro una especie nueva, con suerte dos al día.
¡Y cuánta variedad de mosquitos!.
Hay uno que me impresiona porque, vuela taaan lento; tiene unas patas largas con jaspes blancos, que pareciera que le pesan.
Pero cuando tratas de aplaudirle encima; simplemente desaparece, no te lo vuelves a encontrar(tampoco en la palma de tu mano no?), no está ni más arribita, ni por un ladito; desaparece.Esos son los que contagian dengue.
Hay otro que es medio grande, buen negro y con la pansa siempre gorda; fija ya te ha picado en algún lado; y a estos, matarlos te da asco porque sabes que su pansa al explotar va ha mancharte de sangre(el verdadero asco está en tu morbosidad por imaginar al que le pertenece esa sangre).
Entonces sales rajando y no lo matas.
Hay otro chiquitiiiito, que es el que viene a joderte en la oreja, con su zumbidito; a ese pareciera que no le interesara picarte, sino joderte y ya!jajaja En fin, hay mil 22 tipos de mosquitos y otros
animalitos...pero....nada, nada puede compararse a una Cu ca ra cha!


¡Una cucaracha debajo mi cama!, qué asco carajo; y todo es mi culpa por haber dejado unas migajas de pan en el piso.
(No debo comer en mi cuarto, después siento asco de mi misma por hacerlo.)
Hace tanto ruido la mierda que, llego a pensar que puede ser un ratoncito en vez de una cucaracha.O claro, varias cucarachas.
Me paro encima la cama y enciendo la luz de la lamparita.
Se callan. Pendejas; se quedaron tiezas desde que las sentí.
Pero ya me habían despertado, y de rato en rato me estremecía entera por el miedo y el asco de tener esos animales bajo mi cama.
Pensaba si eran capaces de subir a la cama...pero deshacía la imagen al tiro.
Luego encendí la tele, pero sin volumen; en realidad lo hago por la luz celeste que da, así puedo
apagar la naranja de la lámpara que es muy fuerte y podría despertar a Rosa.
Y ya acostumbrada a que en el insomnio me den ataques de fantasía; comencé a escuchar más atentamente.
La casa comenzó ha hablar. Primero escuché (claro ayudándome con la recreación de las formas los objetos pudieran tener), la inmensa estructura de cañerías que tenía la casa.
¿Pensaste en eso alguna vez?. Por dentro las casas deben estar llenas de laberintos de metal; y aunque no los escuchemos todo el tiempo; están sonando todo el tiempo.
El sonido es impresionante pa'; no puedo describirte.
Pero como para crear en mi cabeza ese laberinto metálico, tuve que partir los muros de la casa en la mitad, comencé a imaginar que dentro de los muros existe un Mundo que desconocemos, pero del que alguna vez sentimos presencia.
Cuando decimos; las paredes hablan. UUUy!
Disfruto tanto darme cuenta de detallitos así; me convenzo a mi misma de que es totalmente cierto y posible. Aunque la mayoría de las veces me despierte y diga: qué bolú.
Entonces me imagino como serían esos seres que viven dentro las paredes, si es que existiecen;
flaquitos, planitos, diminutos, más grande que una hormiga, pero más chico que una cucaracha.
Qué comerán, cómo se comunicarán, hay muchas cosas en qué pensar para poder crear una buena hipótesis de su existencia, sería más fácil hacerlo un cuento fantástico, pero me da
flojera pensar en tantos detalles.
Porque además se ha hecho presente un nuevo sonido; uno monstruoso que a todos alguna vez nos ha debido despertar en la noche, por el que hemos sentido miedo antes de saber
de dónde provenía; sí, es la Heladera! Cómo suena no?!
Sobre todo esta, nunca había escuchado a una heladera que hablara más fuerte que esta.
Creo que es porque produce hielo toda la noche; pero antes de saberlo, yo pensé que habían ratones detrás de ella.
Y por el modo como sonaba, parecía que uno se había atascado y luchaba por sacar la patita de ahí; me daba pena y asco.
Después mis ojos se van convirtiendo en una cámara filmadora que recorre toda la casa; para
escucharla.
El piso cruje. Las platas en el jardín pelean con bichos imagino mucho más grandes a una cucaracha.
-Uy me hago pis, tengo ganas de pararme pero me da asco! miedo!
¿y si la cucaracha viene corriendo y se monta en mi pie descalzo!?
No! Bueno igualito voy; voy porque no aguanto!.
Y como estoy sumergida en mi obsesión por escuchar, me escucho a mi misma, y todos los sonidos que hace mi cuerpo, sin utilizar la voz de las cuerdas vocales.
Escucho ahora mi pis, jejeje...
Luego mi panza, la saliva que pasa por mi garganta, como suenan mis pues con el piso, y alguno que otro truk y trak de mis articulaciones.
Y vuelvo a la cama a seguir siendo Una cámara filmadora; salgo de la casa y veo que todas las casas están vivas! están charlando. Como si se acomodaran; estirándose, poniéndose cómodas para la quietud del día siguiente.Rico!Rico! me parece sentir que estoy como en un robot con forma de casa, que se mueve poquito y lentiiiito, pero que se mueve.

Bueno, esito sería...anoche estuve en esas papito jajaja.
Hoy me parece todo muy absurdo; pero anoche todo tenía una sentido mucho más
intenso.

Papiiiiiiii....Tienes que leer Baudelaire "Los Paraísos Artificiales",
en la dedicatoria, es increíble, pero explica exactamente la verdadera
realidad.Lo comencé a leer ayer, ayer me lo regalaron...y yo escribí
sobre eso mismo hace dos semanas. K' loco????

UNITA MÁS SOBRE EL FOURIERISMO

Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano
Montaner y Simón Editores, Barcelona 1891
tomo 8
páginas 638-639

Fourierismo

m. Sistema socialista de Fourier.

El Fourierismo ataca de frente a la familia. Monlau.

Fourierismo: Sociología. Fourier hace consistir el método que le llevó a lo que él mismo llama el descubrimiento de la ciencia social, en dos reglas y procedimientos de investigación, que le fueron sugeridos por la incertidumbre de las ciencias filosóficas, morales y políticas, reglas a las que da el nombre de duda absoluta y de alejamiento absoluto. Consisten estas dos reglas en lo siguiente:

El orden social actual y las ideas reinantes que a él se aplican, son objeto de esta duda y de este alejamiento. No dudaba Fourier del testimonio de sus sentidos, ni de su experiencia, de lo que él llamaba las ciencias fijas; su duda sociológica no tiene punto alguno de contacto con la duda metafísica de Descartes, que ni siquiera comprendió, ni tampoco con la duda irreligiosa de los filósofos del siglo XVIII. La duda de Fourier recaía sobre la totalidad de ideas, de creencias, costumbres y prácticas que se llama civilización. «¿Qué otra cosa, decía, habrá más imperfecta que esa civilización que arrastra todos los males y azotes tras de sí? ¿Qué otra cosa más dudosa que su necesidad y su permanencia futuras? ¿No es probable que no sea sino un escalón de la carrera social? ¿Si ha sido precedida de otras tres sociedades, el salvajismo, el patriarcado y la barbarie, se puede deducir que será la última porque es la cuarta?

»¿No nacerán, no veremos un quinto, un sexto, un séptimo orden social, que serán quizá menos desastrosos que la civilización, y que son aún desconocidos porque no se ha tratado de descubrirlos? Es necesario, por lo tanto, aplicar la duda a la civilización, dudar de su necesidad, de su excelencia y de su permanencia.»

Un espíritu que, como el de Fourier, dudaba de la civilización, forzosamente debía de inclinarse a crear un orden nuevo, debía soñar y fantasear, buscando un nuevo estado social, apartándose de las ciencias que para buscar la solución a los problemas sociales tomaban como punto de partida necesario la civilización. Así, pues, duda absoluta, alejamiento absoluto, distinción entre las ciencias muertas y las fijas, todas son desde el punto de vista del método y de la crítica, los principios fundamentales del fourierismo. Las ciencias consideradas por Fourier como inciertas son: la Metafísica, Teología, Política y Moral y Economía política. Al hacer la crítica de estas ciencias parece que en cierto modo se aproxima a las teorías de la escuela positivista; pero, mientras Fourier se manifiesta enemigo de estas ciencias, no como tales, sino en su manera de estar profesadas y establecidas, Augusto Comte suprime de raíz el problema teológico y el metafísico.

Después de la crítica de la Metafísica y de la Teología, hace Fourier la crítica de la Política, la Moral y la Economía política. Dos vicios irremediables, en la civilización, anuncian, según Fourier, desde tiempo inmemorial, la impotencia de las ciencias políticas. Estos vicios son la indigencia, que aflige a los individuos y las revoluciones que afligen a los Imperios. A pesar de todas las libertades, recursos y pactos sociales, los políticos jamás han sabido asegurar al pobre el primero de los derechos neutrales: el derecho al trabajo. ¿Sabrá preservar a los Imperios de las revoluciones?

Tampoco. Las revoluciones van creciendo, se las ve formando en lontananza sin medio alguno de evitarlas, y su inminencia prueba que la política jamás tuvo la menor noción sobre las metamorfosis que puede sufrir el orden civilizado. No menos impotente ni menos estéril que la Política se manifiesta la Moral. Preconizando la abstinencia y la continencia; declarando la guerra a la pasión y al placer; imponiendo un sistema restrictivo, su yugo al amor, introduce la Moral, la hipocresía y la mentira en las relaciones de los sexos y en todas las relaciones sociales. La Economía política también debe ser condenada. Es la teoría de una libertad que no es sino licencia y anarquía; es la consagración de los vicios y de los crímenes del comercio, de esos diferentes modelos de explotación del cuerpo social que se llaman bancarrota, acaparamiento, agiotaje, parasitismo o superfluidad de agentes; es la negación, erigida en sistema, de toda responsabilidad para los comerciantes, de toda seguridad en favor de los productores y de los consumidores.

La constante preocupación de Fourier era resolver el problema, hallar la teoría de la asociación. Las ciencias inciertas no podían dar esta teoría: era preciso buscarla en las ciencias fijas, es decir, fundadas en los principios fijos como las ciencias físicas. La idea de una dinámica, de unas matemáticas del mundo moral y social, análogas a la dinámica y matemáticas que rigen el mundo material, preocupaban a Fourier, y esta idea le condujo a sus grandes concepciones de la atracción pasional y de la unidad universal. Una fuerza, la atracción, asegura la armonía del movimiento de los astros: «¿No es una fuerza semejante, una especie de atracción, la única destinada a afirmar la armonía de las voluntades humanas, el concierto social? ¿No hay alguna relación entre esta atracción humana, y esta atracción pasional, y la atracción material descubierta por Newton entre las leyes de la una y de la otra?»

El gran principio de la cosmología fourierista es el principio de unidad o de analogía formulado por Fourier en estos términos: Todo está ligado en el sistema del Universo. Dejando para más adelante la exposición de su sistema cosmológico, se expondrá ahora la teoría fourierista de la organización económica y social. Consiste esta teoría en la asociación industrial, opuesta a la división industrial del orden civilizado. En el ejercicio de la industria, dicen los fourieristas, no pueden existir más que dos métodos: el estado dividido, o cultivo por familias aisladas, tal como hoy se ve, o el estado societario, cultivo en numerosas reuniones que reconocieron una regla fija para el reparto de los productos. Los medios para realizar la industria societaria, cuyos resultados, según Fourier, serían: riqueza general y graduada, verdad práctica, libertad efectiva, paz constante, &c., son: la asociación debe naturalizarse primero en la Agricultura, que es la industria alrededor de la cual giran todas las demás. En lugar de los vastos centros que absorben las poblaciones, las aldeas, los caseríos, arrojados al azar en el mapa, mal catastrados, mal trazados sus límites, tan incoherentes en su distribución general como en su organización particular, la humanidad debe estar agrupada por comunidades, regulares por el número de sus habitantes, por su orden interior y por las condiciones de equilibrio en relación con otras comunidades, obedeciendo todas a leyes análogas. En el orden combinado o societario estas comunidades reciben el nombre de falange, palabra que significa una idea de conjunto, de unidad, de voluntad y de objeto. La falange debe estar compuesta de 400 familias (1.600 o 1.800 individuos, con arreglo a la densidad de las familias de 4,5). Las bases de esta asociación son: 1º Todos los habitantes de la comunidad, ricos y pobres, formarán parte de la asociación; el capital social lo constituirán los inmuebles de todos y los muebles y capitales aportados por cada uno a la sociedad. 2º Cada asociado a cambio de lo que aporte, recibirá acciones que representen el valor exacto de lo que haya entregado. 3º Toda acción tendrá hipoteca sobre la parte de los inmuebles que represente y sobre la propiedad general de la sociedad. 4º Todo asociado (se es asociado aun cuando no se posean acciones ni capital alguno) debe concurrir a la explotación del bien común, con su trabajo y con su talento. 5º Las mujeres y los niños entran en la sociedad con el mismo título que los hombres. 6º El beneficio anual, después de satisfechos los gastos comunes, será repartido proporcionalmente según las tres facultades productivas: capital, trabajo y talento. Los fourieristas suponen que esta organización producirá importantísimas y fecundas consecuencias, pues, por ejemplo, las 400 familias reunidas hallarían una gran ventaja en sustituir sus 400 hogares, que emplean a 400 mujeres, por una buena cocina dirigida por unas cuantas personas hábiles en el arte de cocinar; sus 400 graneros por uno bueno; sus 400 bodegas por una amplia y magnífica, &c., &c. La falange, o sea la reunión de 400 casitas, vendría con el tiempo a reunirse en un solo edificio; con 400 departamentos con dependencias comunes y particulares, y este gran edificio unitario recibirá el nombre de falansterio.

Expuesto en breves palabras el sistema económico y social de Fourier, corresponde ahora exponer su sistema cosmológico.

Fourier es, a juicio de los eruditos, el Ariosto de los utopistas. Poseía una vasta erudición, una imaginación maravillosa, e inspiro sus actos y sus escritos en el mejor y más grande sentimiento: el amor a la humanidad. Para la exposición de su sistema necesito crear, formar nuevas palabras, y de aquí el exceso de neologismos que se ve en sus obras, especialmente en su Teoría de los cuatro movimientos. Consecuente con sus doctrinas, expuso siempre en sus escritos las mismas ideas, y con frecuencia en los mismos términos. Y no sólo formó palabras, sino que acudió a una nomenclatura inventada por él, y a jeroglíficos que utilizó para sus formas simbólicas.

La lectura de sus trabajos, ha dicho Lemenier es, «a la vez interesante y penosa; interesante, por el tono brusco y original de un estilo diabólico, que sólo pertenece a Fourier; por la mezcla característica de buen sentido y de extravagancias, de sutileza y candor, que distingue su espíritu; penosa, a causa de la confusión inextricable que reina en el orden de las partes... Fourier impone al lector la necesidad de seguirle a través de todas las digresiones a que le arrastran su pasión por la analogía y los saltos continuos de su pensamiento, digresiones que adorna con los títulos más estrambóticos».

En su Teoría de los cuatro movimientos, explica Fourier los destinos del Universo. Enseña que nuestro planeta, en el cual han de realizarse todavía una serie de creaciones, tendrá una carrera vegetal de 80.000 años, dividida en fases desiguales de la infancia, juventud, edad madura, vejez y decrepitud. Durante el período feliz, que debe comprender siete octavas partes de la duración total; tendrá la Tierra su máximum normal de población, tres mil millones de habitantes, cuya vida media será de ciento cuarenta y cuatro años, y que medirán siete pies de estatura. Las facultades intelectuales guardarán proporción con el desarrollo físico. «Existirán habitualmente sobre el globo treinta y siete millones de poetas iguales a Homero, y treinta y siete millones de geómetras iguales a Newton, treinta y siete millones de poetas cómicos iguales a Molière, y así de todos los talentos imaginables.» Apenas es posible formarse idea de la felicidad que gozará el globo en esta época de armonía. Los ejércitos asoladores de los estados serán reemplazados por ejércitos industriales, que canalizarán los ríos, harán producir a los desiertos y llevarán la cultura hasta el polo Norte, cuyas masas de hielos se fundirán por el calor de una corona irradiante, resultado natural de la restauración de las climaturas. Fourier promete a los hombres de hoy esta edad de oro, exponiendo el dogma de la transmutación de las almas humanas por períodos alternativos de existencia intramundana y extramundana, formando como los días y las noches de una vida inmortal. Fourier, por tanto, es autor de un sistema cosmogónico no menos curioso que su plan de reforma social.

Conociendo por larga experiencia el comercio, lo definía así: El arte de comprar por tres francos lo que vale seis, y de vender en seis lo que vale tres. Reprocha duramente al comercio sus abusos; le representa con el triste cortejo del acaparamiento, el agiotaje, la falsificación, el contrabando y la bancarrota, y le denuncia suponiendo que trata de imponer a Europa un feudalismo industrial por la concentración del suelo y los capitales en manos de egoístas especuladores. Indignado por el espectáculo de las injusticias sociales, llega a decir que nuestra civilización es un círculo vicioso de abusos en todas sus partes, y dedica páginas elocuentes a protestar con sólidas razones de todos estos males. Profundamente convencido de la verdad de su doctrina, sería inútil buscar en sus escritos contradicciones, dudas, lagunas ni omisiones. Todo lo abraza y lo ha previsto todo. Quiere dar a la raza humana la felicidad de que es susceptible su naturaleza, y parte del principio de que los misterios del orden moral se explican por la mismas leyes que los fenómenos físicos. El placer y el dolor son los signos de la verdad y del error, y las pasiones sirven de base al sistema que debe llevar al hombre a la perfección. No reclama la abolición en las instituciones existentes, ni exige que los hombres renuncien a ninguno de sus goces. No destruye los cultos, pues su teogonía se armoniza con ellos; no demanda una nivelación general, porque entiende que la igualdad es un veneno político. Respeta el derecho de la propiedad y no predica el comunismo, sino la asociación. No ataca la herencia, aunque hace menos exclusivos sus derechos; pero pretendiendo ampliar el cuadro de la familia, rompe los lazos de la misma. Admite tres fines de atracción: el deseo de lujo, la necesidad de agruparse, y la tendencia a la unidad.

En resumen, el sistema de Fourier, desde el punto de vista filosófico, descansa en los siguientes principios: 1º bondad primitiva de todas las inclinaciones del hombre; 2º armonía universal, conservada por la atracción que gobierna a todos los seres y que debe gobernar igualmente a las sociedades; 3º analogía universal, estableciendo que el mundo es un todo que se refleja en cada una de sus partes; 4º triplicidad del ser, activo, pasivo y neutro; espíritu, materia y principio matemático; eternidad y providencia de Dios; inmortalidad del alma, anterior y posterior a esta vida. Desde el punto de vista económico establece la necesidad de las bases siguientes: 1ª explotación unitaria de toda clase de industrias, agrícola, doméstica y mecánica, por familias asociadas integralmente en producción y consumo; 2ª participación de los productos en razón compuesta del capital, del trabajo y del talento; 3ª organización de los trabajadores en grupos y series; 4ª excitación al trabajo por la atracción pasional, es decir, por ese sentimiento anterior a toda reflexión que impele a los hombres unos hacia otros.

La doctrina de Fourier, un tanto obscura en sus obras, ha sido resumida y aclarada con gran precisión por Víctor Considerant en un libro titulado Exposición compendiada del sistema de Fourier.

Fourierista. adj. Perteneciente o relativo al Fourierismo.

Fourierista. m. y f. Persona partidaria del Fourierismo.

El rasgo característico del sistema de los fourieristas, o falansterianos, es dar rienda suelta a todas las pasiones, &c. Monlau.


Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano
Montaner y Simón Editores, Barcelona 1891
tomo 8
página 39

Falansterio

(de falange.) m. Nombre dado en el sistema de Fourier al edificio en que debe habitar la falange, y el cual ha de reunir las tres condiciones de economía, utilidad y magnificencia.

Falansteriano, na (de falansterio.) m. y f. Partidario del sistema de Fourier.

El rasgo característico del sistema de los fourieristas, o falansterianos, es dar rienda suelta a todas las pasiones, &c. Monlau.

OTRO PERFIL DE CHARLES FOURIER

Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano
Montaner y Simón Editores, Barcelona 1891
tomo 8
página 638

Francisco María Carlos Fourier

Biografía. Filósofo francés, fundador de la escuela societaria o falansteriana. Nacido en Besanzón a 7 de abril de 1772. Muerto en París a 8 de octubre de 1837. Hijo de un comerciante que le dejó (1781) una fortuna de 80.000 libras, recibió una educación literaria poco esmerada y estuvo empleado como comisionista en varias ciudades de Francia, sobre todo en Lyón y Ruán. Viajó con el mismo carácter por Alemania y Holanda; realizó su fortuna (1793), compró géneros coloniales, y abrió en Lyón un gran almacén. Arruinado por la insurrección y asedio de dicha ciudad, salvó difícilmente su vida, y fue incorporado a un regimiento de cazadores de a caballo, con el que tomó parte, contra su voluntad, dos años en la guerra. Licenciado por motivos de salud marchó a París; propuso al Directorio un sistema, que no fue aceptado, para aprovisionar al ejército; entró a servir en una casa de Marsella, y habiéndole encargado (1799) los dueños que arrojara secretamente al mar una partida de arroz que aquéllos habían dejado deteriorar, a fin de mantener alto el precio de aquel artículo, sintió nacer en su espíritu, al impulso de aquella odiosa especulación, las primeras ideas de reforma social. A la vez que ejercía la profesión de corredor de comercio escribía, bajo el velo del anónimo, en el Boletín de Lyón algunos artículos. Uno de ellos, titulado Del triunvirato continental, en el que afirmaba que sólo Francia, Rusia y Austria podían imponer su voluntad a Europa, y que la lucha al cabo vendría a sostenerse entre las dos primeras naciones, causó gran sensación, y el mismo Napoleón mandó que se averiguase el nombre del autor. Siguió éste con su empleo hasta 1808, año en que imprimió su Teoría de los cuatro movimientos y de los destinos generales (Lyón, en 8.º), programa de su gran sistema de Economía social desarrollado catorce años más tarde en su Tratado de asociación doméstica agrícola (Besanzón y París, 1822, 2 vol. en 8.º), y desde 1808 se Iimitó a completar, publicar y propagar su doctrina. Esta idea lo acompañó sin cesar, ora estuviese al lado de su familia, ora entre sus amigos, ya en el campo, ya en Besanzón o París, donde fijó definitivamente su residencia en 1826. Por entonces apenas contaba más que un discípulo. Pronto reunió en torno suyo una pequeña escuela. Sus discípulos fundaron un periódico titulado El Falansterio, del que era director y colaborador el mismo Fourier, que ya en 1830 había logrado extender notablemente sus ideas. Interrumpida la publicación en 1834, reapareció en 1836 con el título de La Falange, periódico de la ciencia social. También sus discípulos intentaron, sin favorable resultado, la aplicación de su doctrina en un Falansterio que fundaron en Condé-sur-Vesgres, bajo la dirección del maestro, y que bien pronto fue abandonado. Esta desgracia no desanimó a Fourier, que, tenido por loco y encerrado como tal, murió pobre, soñando siempre con el triunfo de su sistema, contenido realmente en las dos obras citadas, a las que agregó estas otras: El Nuevo Mundo industrial y societario, o Procedimiento de industria, atractiva y natural distribuida en series de pasiones (París, 1829, 1845, en 8.º); Artificios y charlatanería de las dos sectas de Saint-Simón y Owen, que prometen la asociación y los progresos; Medio de organizar en dos meses el progreso real, la verdadera asociación, o combinación de los trabajos agrícolas y domésticos, dando cuádruple producto y elevando a 25.000 millones las rentas de Francia, limitadas hoy a 6.000 millones y un tercio (París, 1831, en 8.º); La falsa industria dividida, repugnante, engañadora, y el antídoto, la industria natural, combinada, atractiva, verídica, dando cuádruple producto (París, 1835-36, 2 vol. en 12.º).

QUIÉN ERA CHARLES FOURIER

QUIÉN ERA CHARLES FOURIER

Una semblanza conmovedora de Charles Fourier, Mentor Mayor de Harmonía Libertaria puedes encontrarla en http://platea.pntic.mec.es/~macruz/fourier/cadaver.html/ Con otros enlaces muuuuuy hútilezzzz!!!

10.08.2005

El Iris, Diario Oficial de la República de Harmonía Libertaria

TRES DÍAS DE FIESTA EN CRONOPIA

Querid@s cronopi@s:

En menos de una semana nuestra red de blogs ha crecido una barbaridad. ¡Y eso que soy un chambón para insertar textos! Mi apellido es Monroy Blog, pero no me sirve de nada!!!

No sé cómo sobreviví después de tanta alegría acumulada en tres días de fiesta. Ese brillo de tus ojos yo miré y me estremecí, Alcaldesa de Cronopia, instituyó los siguientes días oficiales: El día de la quema de dinero, el día de la caída de los muros y el día de la quema de condones. El Iris, Diario Oficial de la República de Harmonía Libertaria destacó a sus mejores reporteros para cubrir estas felices informaciones.

El viernes último todo estaba dispuesto para la quema de dinero en el parque central de Cronopia. El monumento en bronce a Julio Cortázar dejó de tocar la trompeta para sonreír y el gato que se le enreda entre las piernas lanzó un maullido erótico y cantó una frase de tango: Viejos tangos de mi flor y un gato de porcelana pa’ que no maulle el amor… Y todo a media luz...

Justo a la salida del sol comenzaron a llegar l@s cronopi@s trayendo talegas de dinero. Había euros, dólares, moneda nacional, liras, balboas, pesetas, escudos, sucres… lo que ustedes quieran. Todo ese dinero fue a dar a la pira funeraria y Mestremesí, la Alcaldesa, encendió el fuego disculpándose por contaminar, pero la ocasión valía la dispensa.

Por supuesto algunos vejetes que habían sido banqueros e industriales antes del Grito Libertario que creó la República de Harmonía Libertaria, casi se vuelven locos. Se lanzaron a la pira, se quemaron las manos, uno de ellos se prendió como una antorcha humana y murió, pero aun así lograron rescatar algún dinero. La Alcaldesa los echó de Cronopia. ¡Alas y buen viento! Los hijos y nietos de los vejetes bailaron tregua y catala para despedirlos. ¡Qué quiebre generacional, che! Se fueron a la chingada con todo y dinero, porque en la República de Harmonía no hacen falta para nada. Ni ellos ni el dinero.

Entretanto la Policía voluntaria recorría el parque consultando los antojos de l@s cronopi@s: Señorita, su boquita está seca. ¿Gusta usted un vaso de agua, un jugo de frutas tropicales, un cafecito, una cerveza? Un cronopio gordo tenía aspecto de hambruna y entonces una policía guapísima, vestida con una gasa de colores y con un seno al aire le preguntó si no se le antojaba una mamadita que el gordo cumplió de inmediato. Pero los ojos se le iban a una bandeja de salteñas que la bella dueña del seno desnudo se apresuró en invitarle. A otra señorita cronopia le ofrecieron un pastelillo pero dijo Gracias, prefiero esperar a la hora del almuerzo. Claro. Sabía que ya comenzaban a instalar un gigantesco buffet con ensaladas de colores, fruta de temporada, guarniciones deliciosas y carnes en cocido y a la parrilla PARA TODOS!!!! Como es costumbre en la República de Harmonía, porque la gastronomía es una de las más altas funciones de la administración libertaria.

LA CAÍDA DE LOS MUROS

El sábado tod@s l@s cronopi@s se vistieron con coquetos overoles multicolores, mientras el intendente de la Alcaldía que se llama Ahincadas o labiándose por el monte o el mar trocar Trocadero anapestos trocaico se deciden (Trocadero en forma abreviada), distribuía palas, picos y combos para celebrar el Día de la Caída de los Muros.

Con qué entusiasmo atacaron l@s cronopi@s cuanto muro, verja, reja o valla encontraron a su paso. No dejaron pared en pie e hicieron volar chapas, aldabas y alcayatas que fue un contento. Un niño filósofo comentó que quizá debería cambiarse la denominación del día por El Día de las Puertas Abiertas.

LA QUEMA DE CONDONES

Hace tiempo que l@s médic@s cronopi@s descubrieron que no hay tal virus del Sida, que era una mamada de los ricos para disimular la verdadera causa de esa enfermedad, que es la desnutrición crónica de los pobres que produce inmunodeficiencia.

Como no hay más Sida, Mestremesí, la Alcaldesa, convocó a l@s cronopi@s al Día de la Quema de Condones. Una vez más se contaminó el ambiente, pero valía la pena porque otra vez, ¡por fin!, l@s cronopi@s hacen el amor sin ese espantoso adminículo de plástico. Había que ver con qué entusiasmo l@s cronopi@s se quitaron la ropa y con qué entusiasmo se hacían el amor en pleno parque. Mestremesí, la Alcaldesa, se prendió de un gallardo mozo e hizo lo propio con una gracia verdaderamente divina. Una viejita cronopia comentaba que por eso la habían elegido Alcaldesa: por la delicadeza de su maullido cuando hace el amor.